David Bueno es un apasionado de la educación, la cual define como “la habilidad para moldear nuestro cerebro”.
Asegura que cualquier capacidad mental tiene un componente genético y, a su vez, está desarrollado por la educación que recibimos a lo largo de nuestra vida. “Podemos contar con un cerebro genéticamente provisto, por ejemplo, de mucha inteligencia o de un potencial por la música, aunque si no lo moldeamos bien, y aquí el papel relevante de la educación, no obtendremos buenos resultados. Y al contrario también sucede, que teniendo una genética menos favorecedora, la contribución de la educación hace aflorar al máximo el talento de ese alumno o alumna”, señala.
Cree que el futuro de la educación pasa por una mayor personalización de la enseñanza. “Si a todo el mundo lo educamos de la misma manera, bajo las mismas premisas y patrones, sin tener en cuenta que cada uno tenemos un cerebro distinto, la educación facilitada a una parte del alumnado le funcionará muy bien porque se adaptará a este modo de aprendizaje, y habrá otros alumnos a los que no les funcionará nada bien”.
También considera que la educación debe estar centrada en potenciar la capacidad de análisis y el pensamiento crítico. De hecho, como coordinador de la materia de Biología de las Pruebas de Acceso a la Universidad en Cataluña, ha potenciado el cambio de las preguntas memorísticas tradicionales por otras que propician la reflexión y el análisis en contextos reales.
Defiende, asimismo, la creatividad, el refuerzo positivo y la importancia de emocionar en las aulas para conseguir un aprendizaje realmente efectivo.